viernes, 31 de marzo de 2023

Oshún y Yemayá. Como dos Gotas de Agua

 


Autor: Geobanys Valle Rojas 

Editorial: Lulu

País: Estados Unidos 

Año de publicación: 2023


La liturgia afirma que Oshún y Yemayá fueron reinas poderosas, amantes de los orishas e incluso madre de varios de estos. Algunos pataki sostienen que del incesto entre Orungán y su madre Yemayá nacieron los dieciséis orishas, ​​y dentro de estos estaba Oshún. Otros pasajes cuentan que Oshún nació de la relación marital establecida entre Obatalá y Yemú, como se considera a la primera Yemayá. Aunque la gran mayoría de las historias prefieren contemplarlas como hermanas inseparables, que por el amor que se manifiestan continuamente se ayudan, se protegen y se cuidan una a la otra.



Este libro, una edición mejorada, que fue publicado inicialmente en el año 2016, se publica actualmente en el año 2023 bajo el sello editorial Lulu, en Estados Unidos. En el texto se realizan descripciones y caracterizaciones acerca de las orishas del panteón yoruba Oshún y Yemayá, abordándose elementos importantes como los atributos de poder, cantos, caminos, características de los hijos, ofrendas u obras para atender a estas deidades tan populares.



El libro está disponible a la venta en los siguientes sitios

Impreso podrá comprarlo a través de los siguientes enlaces:

https://www.autoreseditores.com/libro/22941/geobanys-valle-rojas/oshun-y-yemaya-como-dos-gotas-de-agua.html

https://www.lulu.com/shop/geobanys-valle-rojas/osh%C3%BAn-y-yemay%C3%A1-como-dos-gotas-de-agua/paperback/product-pr7de4.html?q=Geobanys+Valle+Rojas+&page=1&pageSize=4

Los detalles de los precios y envíos aparecen en los anteriores enlaces. 


 

jueves, 30 de marzo de 2023

LA ORIENTACIÓN EDUCATIVA EN EL CONTEXTO DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN MASIVA


Autores: Geobanys Valle Rojas

Fecha de publicación: 2017/12/13

Revista Márgenes

Volumen 5

Número 3

Páginas: 84-100

 En el proceso de formación y desarrollo de la personalidad participan diferentes agentes de socialización con una notable influencia, entre las que se encuentran los medios de comunicación masiva que, de igual forma, se implican de manera tanto favorable como desfavorable en el crecimiento personal de cada individuo.



 Para realizar este estudio investigativo se tuvo en cuenta como objetivo analizar cómo desde el empleo de los medios de comunicación masiva se puede dirigir la orientación educativa para influir en el proceso de formación y desarrollo de la personalidad en los individuos. 



Esto permitió determinar que en los tiempos actuales, donde las tecnologías de la información y la comunicación han cobrado un significativo valor; vale efectuar una mirada al influjo de los medios de comunicación masiva en el desarrollo de los educandos, precisando cómo desde estos se puede encaminar la orientación educativa dentro del contexto escolar, para lograr esa aspiración máxima de la formación general e integral de la personalidad.

XXII

 

Foto: Amílcar Moretti/ Tomada de Internet


Interpreta el piano una melodía traviesa.

Cierro los ojos y mi corazón te sueña.

En la oscuridad mis labios te besan,

mientras mi piel de tu olor se adueña.

 

En el día eres mi deseo inesperado,

como una carta que el destino escribe.

Llegas cuando añoro estar a tu lado

y es mi cama la que tu sudor recibe.

 

Te beso toda, en tu cuerpo contemplo

las curvas de las que Dios se encapricha.

Ya no voy a misa porque eres mi templo,

 

si en el roce de tus senos hallo la dicha.

Mi sexo al tocarte te lleva al destemplo,

pues no provocarte sería una desdicha.

Novia del Bolero

 

Capítulo 1

 


        Yo había tenido un sueño. No fue con aviones, tampoco con caballeros con sombreros que venían de la guerra. Pero fue mi sueño. Ahora siento cómo mis manos –ya arrugadas con el paso del tiempo- ponen el tocadiscos. Un ruido sonoro delata la intención. Y luego, mis oídos se deleitan al escuchar otra vez más a Edith Piaf cantar La vie en rose, tan fresca, tan original, como la primera vez en que fue cantada. Me parece estar sentada allí, en un palco en el Olimpo, viéndola actuar, toda vestida de negro, toda sentimiento, toda euforia. Porque la Môme Piaf sí que era todo temperamento. Y mientras tanto enciendo mi buen habano, pues prefiero sentarme en mi sillón de siempre.

Ahora mis manos solo saben tejer. Hasta parece algo gracioso. Ya he olvidado algunas palabras. Mi memoria no es la de ayer. Me siento desgastada, como de otro mundo, así como tal vez se sintiera mi querida Edith. Prefiero tararear sus canciones –nunca más he vuelto a cantar. Solo me quedan mis canarios, quienes con su música me recuerdan que alguna vez tuvo sentido mi vida.

El tiempo no ha sido justo. La gente me olvidó muy pronto. Ya ningún diario ha vuelto a mencionarme. Por eso ni veo las noticias actuales. Bueno, solo aquellas que resultan interesante. Me han dicho que hasta Omara se ha ganado un Grammy, y eso me hace pensar que alguna vez pude haberlo ganado yo también. Pero, ni una Gaviota de Plata. Es que en mi tiempo, los premios eran otros, y mi mayor reconocimiento me llegó del público.

En las tardes grises, solamente Celia sabe ponerle “azúcar” a mis días. Mientras mis gatos llenan el vacío que queda. Esta casa es muy grande para mí. La suerte son mis plantas, y las cuido como a los hijos que faltaron, porque junto a mis gatos son ahora mi única compañía. Yo lamenté mucho la muerte de Celia. Su voz se apagó muy pronto. No tuve tiempo para conocerla, pero siempre me atrajo su música por su estilo original. Y su muerte me ha hecho pensar en mi muerte.

No sé qué día ha marcado el Todopoderoso para que la Parca venga a buscarme. Pero, siento que mis días están marcados. He vivido bastante, no me puedo quejar…  a no ser cuando recuerdo todo lo que un día tuve. Pero la suerte y la fama me duraron muy poco. Hoy, ya nadie se acuerda de mí.

Hasta hace unos meses, que me visitó un estudiante de periodismo. Dice que haciendo un estudio investigativo encontró mi nombre en un recorte de un diario que con celo guardaba alguien de mi época dentro de su archivo personal. Como nunca antes lo había escuchado, la curiosidad enseguida ganó terreno en él. Aún no me ha querido decir cómo, pero, finalmente pudo llegar a mí; y con su llegada parece que todo ha vuelto a empezar de nuevo.

Bueno, la historia ahora es muy diferente. Pero, no ha dejado de ser mi historia. Y La vie en rose me devuelve al pasado que me permite recordarla…

Todo comenzó hace muchos años, para ser más preciso, a inicios del siglo pasado; en una zona de la que ya nadie habla, porque ha quedado condenada al olvido, al igual que yo. E incluso, se trata de una colonia norteamericana que ni yo misma recuerdo. Sé que quedaba en Camagüey, hacia el oriente cubano. Gloria City era su nombre, y fue fundada, evidentemente, por los norteamericanos que llegaron –si no me equivoco- cuando la intervención yanqui en la guerra de Cuba contra el yugo español.

Me contaban mis padres que el primer asentamiento colono en la Gloria City ocurrió en 1898. Era un lugar maravilloso, en medio del trópico, con suave clima y un sol siempre brillante. Un pueblo al parecer importante, con muchos edificios y calles, y hasta tranvías y restaurantes y teatros…

En 1900 llegó a la Gloria City mi abuela paterna, Basilia Pétion, una haitiana traída a esta isla por sus dueños norteamericanos. Aquí conformó una familia, aunque muy pocos hijos sobrevivieron, pues la gran mayoría y hasta el hombre que la tomó como mujer murieron muy pronto.

Por eso es que mi abuela paterna vivía pendiente de los embarazo de mi madre, a quien llegó a proferir una estima singular que la hizo ver como si fuera su hija biológica.

Decían ellas que el día aquel en que vine a este mundo, corrió el viento a susurrarle a los árboles sobre el nacimiento de una nueva estrella en el cielo que alumbraría con pasión la tierra. Esa tarde llovió mucho. Me contaba mi madre que se trató de una gran tormenta la que pasó la noche aquella en que esa estrellita tuvo vida en la ciudadela donde se hospedaban con la muchedumbre paria.

Mientras dormía extendida cuan larga era con su vientre enorme, acostada sobre sacos de yute en el suelo, se le presentó en sueños una divinidad que se ocupaba del mar en los pueblos sumerios llamada Sirara. Negra salida entre las aguas claras del mar, para dar calma tras el paso de la feroz tormenta.

Mi madre en vida exudaba como si el negro barro se derritiera frente al fuego, y en el profundo sueño la deidad Sirara le atormentaba como una dulce pesadilla acompañada por el espíritu de su madre, Ataly Peabody. Hasta que con el estrépito trueno furioso, ella despertó agitada exclamando un grito de dolor que anunció el alumbramiento.

Rápidamente mi padre buscó a la comadrona que vivía en el cuarto de al lado. Con su ayuda, en una noche de lluvia, rayos y truenos, verdaderamente turbulenta, nací yo.

Mi padre se llamaba Henri Enrique Calderón Pétion, y era hijo de un santiaguero con una haitiana, nacido –creo- en medio de maizales. Mi madre se llamaba Charlotte Meredith Peabody, y según tengo entendido había emigrado con solo 19 años desde Jamaica para este país que fue testigo de su último aliento.

Por cuestiones del destino, quiso el Todopoderoso que yo naciera en medio de una furibunda sinfonía, pues tras oírse un estruendo de un cañonazo atmosférico, se escuchó el plañido renacido de una criatura que ya ansiaba venir a este mundo desde el día en que se engendró.

Con pocas fuerzas y derrengada, Charlotte logró decir unas leves palabras ante la presencia de su marido, Enrique; aquella noche lluviosa de 1921:

-      Atalía Sinara…

Después no pudo decir más nada. Pero fue suficiente para comprender lo que quiso decir en medio de tantas emociones encontradas.

Algo desasosegado y efervescente, Enrique tomó a la pequeña entre sus negras y toscas manos. Él, que no dejaba de reír ante el suceso, solo pudo repetir a tono de confirmación el nombre que su mujer había dicho anteriormente.

Y así fue como nació esa niña a la que conocieron sus padres desde su llegada a este mundo como Atalía Sinara Calderón Peabody, la hija de un camagüeyano y de una jamaiquina, nacida en un pueblo del que ya nadie se acuerda.



Novela inédita escrita por: Geobanys Valle Rojas

lunes, 27 de marzo de 2023

Vertical

 

                                                    Autor: © maxroje/Foto tomada de Internet 

-          Hóllame por detrás. Y me das despacio.

   Su expresión emuló una súplica exhalada dentro de aquella penumbrosa habitación. Los ojos forzados a un insólito cierre mostraron al cuerpo complacido, al mismo tiempo en que los labios se mordieron. El miembro viril, erguido como si fuese la Torre Eiffel, entró y salió en un vaivén antojado. Algunos gemidos serían descubiertos. La ropa se acumulaba en el suelo, donde zapatos y calcetines se habían acomodado, mientras los cuerpos desnudos se liberaban al libido sobre la tentadora cama.

   Un goce casi divino advirtió la llegada de un líquido rucio que pretendió florecer dentro. Solo que el lugar no sería el indicado para alcanzar esa aspiración.

   Un minuto de silencio separó sus cuerpos trepidantes. El sujeto activo se dejó llevar por la usanza para entregarse a otro de sus gustos inmediatos. Aquel  cigarro encendido lo posibilitó. Y mientras fumaba parecía contemplar un filme erótico, pues las pupilas calmadas lo vieron masturbarse para culminar su sesión.

   Esperó. Hasta que vio venir su sustancia.

-          Lo eres- afirmó sereno.

-          No, ¡qué va! Tengo mi relación, y una niña que criar.

-          Pues, entonces pregúntate que ha sido esto.

 

 Autor del cuento: Geobanys Valle Rojas

 

Geobanys Valle Rojas

Poemas de Geobanys Valle Rojas en Isliada

 Les comparto mi más reciente publicación en la página web Isliada.org, donde podrán leer y disfrutar de 5 de mis poemas: 2 de estos publica...

Luna de Ciervo